viernes, 20 de febrero de 2015

OTRO DÍA MÁS

Mi despacho artesanal, que acoge pretensiones o reclamaciones de todos. Ahora hablo con una clienta que es Duquesa, seguramente Grande de España, no lo sé seguro, que me expone su problema al que he de enfrentarme con urgencia esta próxima semana. Su caso es de justicia y para mí es un placer enfrentarme a la injusticia sea contra quien sea.

Al poco me llama una mujer víctima de violencia de su pareja. Yo estoy en ese turno específico de oficio, eso que muchos letrados pelín soberbios consideran denigrante, pero para mí no. Ya era cliente por un episodio anterior y sé que he de movilizarme esta semana con ella.

El mayor placer y la mayor condecoración de un abogado es la defensa de lo que entiende causas nobles: sea en defensa de una duquesa o de una mujer maltratada (con la venia del exjuez). Ésa es mi grandeza, la de mi toga, y me siento orgulloso de ella.

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