viernes, 20 de febrero de 2015
ME HAN ENSUCIADO LA PALABRA
Era bella la palabra porque implicaba un entusiasmo frente a todo, frente al mal y al porvenir incierto, en nuestra lucha profesional, en el deporte, en nuestro afán de que las cosas mejoraran, de que llegara la justicia social. Pero llegaron unos niñatos de cutre despachito universitario de diez metros cuadrados, entrenados duramente en el último y residual comunismo que sigue siendo opresión y dictadura, y nos hurtaron esa palabra que llegó a ser antaño la expresión de lucha y optimismo de muchos o de casi todos.
Llegaron y a por todas, con toda la malicia soviética, empleando sus mismos métodos hogaño, de estafa y engaño a un pueblo justamente desesperado, una Patria (mi Patria, nuestra Patria) donde es indecoroso e inadmisible que haya millones de parados, miles de desahúcios y miles de tragedias, tantas y tantas personas que viven dramáticamente en los umbrales de la pobreza (esa otra palabra que en estos tiempos malos se ha puesto de moda), y que yo creo que ni siquiera pueden pagar los recibos de electricidad en este invierno tan frío.
Pero han llegado los nuevos bolcheviques -esos niñatos- con su palabra mágica, enrolando en sus siniestras filas adeptos como las ratas del flautista del cuento. Es una metáfora. Los desesperados no son ratas, son gente buena a las que les llegó el infortunio y están desesperados, no puede ser de otro modo. Y se entregarán a ellos, incluso al que en un año cobró lo que pocos profesionales hemos cobrado durante muchos años. Pero les puede la desesperación y hasta los comprendo. Yo mismo, llegado el caso, en ese zaguán de la pobreza, ¿con quién me iba a juntar? ¿Con los que nos llevaron a este cataclismo de penuria y corrupción?
Los niñatos lo saben, y no por que sean o crean ser “polítólogos”, sino porque hubieron de hacer algún master en la sevillana calle Sierpes y llaman a rebato. Y a lo mejor consiguen el poder y sufriremos la sinrazón y la crueldad del bolchevismo. Pero quizá eso no sea tan importante porque sobreviviremos. Lo lamentable es que nos robaron una palabra que prometía lucha, ilusión y regeneración. Entonces seremos nosotros, los desterrados del reino comunista, los que, siquiera sea furtivamente, mascaremos esa palabra, diremos que se puede salir de tanto oprobio. Diremos que “podemos" y saldremos todos, incluidos los del zaguán, faltaría más, de la inmensa pobreza a la que nos iban a conducir. El problema es que los neobolcheviques no nos enseñarán las urnas para combatirlos, sino las catacumbas desde la que, de nuevo, saldrá la libertad y la justicia a flote.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario