sábado, 11 de julio de 2015


No se enteran, no saben. Ya en el anterior Ayuntamiento (que se debería de suponer más exhaustivo cumplidor de la atroz ley de la antihistoria) se les escaparon muchos detalles. Hace años, y creo que son más de diez, asistí a la entrega por parte de mi Colegio profesional de un diploma por mi pertenencia al mismo 25 años desde mi incorporación.
En ese acto, que presidía mi decano, estaba presente el inolvidable (lo de inolvidable es cierto) alcalde socialista de Sevilla, Don Alfredo Sánchez de Monteseirín (y no es que pertenezcamos al mismo clan de los Sánchez: Sánchez Gordillo, Sánchez de Monteseirín, Sánchez del Águila) y ya con la copa tras el café me presentó mi decano al entonces alcalde pues quería saber de cómo iba el caso de un concejal suyo (un honrado concejal, añado) al que yo defendía en un caso llamado de “facturas falsas” del que afortunadamente resultó bien parado. Del tema poco podía hablar por discreción y secreto por lo que mi decano me dijo que Alfredo había propuesto rotular a la plaza de nadie que existe entre la Audiencia y los juzgados del Prado, “Plaza de los letrados de Sevilla”.
Al hilo de esa conversación tuve el atrevimiento de decirle: me parece magnífica la idea, aunque no tanto rotular la plaza de la Delegación de Hacienda con el nombre del sinvergüenza y ladrón Indalecio Prieto, socialista por supuesto. Ante su rictus de malestar ante mis palabras, insistí del modo más irónico posible: ¡Pero se os escapan las mejores, Alfredo, que detrás de los juzgados tienes un verdadero santuario “fascista”, según decís vosotros¡; calle Manuel Vázquez Sagastizábal (Medalla Militar individual en la guerra de Liberación); Ignacio Benjumea, que no es por nada de Abengoa (que es por el chaval falangista que primero cayó muerto el sábado 18 de julio de 1936 en Sevilla); la misma calle cerca del Bar Nuria llamada Capitán Vigueras quien participó con entusiasmo en la sublevación civil-militar contra las atrocidades republicanas, (génesis del criptosocialismo sevillano -despacho de Felipe, Aurora etc-); ya más lejos, en la Macarena, la calle Manuel Mateo, Jefe Nacional de los sindicatos falangistas durante la república. Por supuesto, esas calles permanecen, de momento.
Y el colmo de los colmos: hace unos días, cuando acompañaba a una amiga y clienta para solicitar el beneficio de justicia gratuita a fin de recurrir un acuerdo municipal unánime de origen comunista pero que salió adelante gracias al apoyo expreso de la derecha sevillana (del mismo PP, aunque parezca mentira), por el que le sustraían a su abuelo la medalla de la ciudad -un Capìtán General que ayudó con todas las tropas a su mando a los sevillanos en las inundaciones de 1958 y 1961, taponando brechas y llevando alimentos a la población aislada) le enseñé a esta nieta del elegante comandante y luego gran general una placa encriptada que está en la misma entrada de la Audiencia Provincial de Sevilla y que se refiere al mismo Edificio, que fue construido “siendo Jefe del Estado el Excmo. Sr. Don Francisco Franco Bahamonde.
La tranquilicé diciéndole: están locos, le quitan la medalla a tu abuelo y dejan que el edificio de la justicia recuerde al mismísimo Franco. (Por cierto, recordé esta circunstancia -la verde lápida entrando a la derecha- a dos presidentes de la Audiencia, uno de ellos luego fue miembro de CGPJ a propuesta socialista, pero parece que ninguno se enteró, por lo que allí sigue). Nosotros, de momento, hemos recurrido lo de la medalla sustraída.

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